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sábado, 22 de abril de 2017

Julieta, la niña que acabó con la dictadura. Capítulo 1


Julieta tiene una sonrisa preciosa, 10 años y le encanta el chocolate. Sus papás dedican sus vidas a cuidar de ella y de su hermano, mientras trabajan para la comunidad. Se trata de un trabajo a tiempo completo que no permite vacaciones y les obliga a estar siempre de guardia. Lo que hace su historia peculiar es que trabajan dentro de una prisión, por lo que tanto Julieta, como su hermano sólo conocen el mundo limitado por esos muros. Como cualquier niña del mundo, eso no le impide soñar con volar.



La cárcel es grande, tiene colegios, autovías, plazas y comercios para los que, como ellos, no pueden permitirse abandonarla. Tiene todo lo que ella necesita, salvo por el chocolate que nunca es suficiente. Lo bueno de no haber caminado nunca por una parque a las 8 de la tarde es que no echas de menos el viento golpeándote en la cara mientras corres despreocupada. No se extraña algo que nunca sucedió.

Como princesa que es, Julieta tiene su castillo. Es una casa ubicada en una de las zonas más seguras de la prisión, aunque allí, ya se sabe, que nada es completamente seguro. Los delincuentes viven en sus barrios, donde se encuentran cómodos, pero salen de vez en cuando “de caza” a por alguna cosa que se les ha antojado. El problema es que algunos son muy peligrosos y de dudosa moralidad, por lo que no tienen problemas de sueño si tienen que matar a alguien para conseguir un teléfono mejor. Ella lo sabe bien, ya que la semana pasada el papá de un amigo murió con la única culpa de tener un coche que le apetecía tener a otro. Desde entonces Julieta tiene miedo cada vez que uno de sus papás sale por la puerta. Sabe bien que sus días en esa cárcel se convertirían en un infierno si tuviera que protegerse sola y cuidar de su aún más joven hermano.

Han dado toque de queda. Todo el mundo debe permanecer en casa a partir de la puesta de sol. De lo contrario no se puede garantizar su seguridad. No es que así se garantice, pero aumentan las probabilidades de llegar sin incidentes a mañana.

Se escuchan disparos, aunque en cualquier otro lugar del mundo otro niño de su edad pensaría en salir a ver los fuegos artificiales ella se abraza fuerte a Chico, su incondicional amigo de 4 patas que daría la vida por ella si fuera necesario. 

Hasta mañana (si Dios quiere).

El sol se pone en la prisión de Caracas.

-Basado en hechos reales-

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