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domingo, 7 de marzo de 2010

Esto es África

Estar sin luz o agua es algo que todos hemos vivido en nuestras casas alguna vez, así que en esos momentos, aunque incómodos uno no nota que se ha ido al tercer mundo. Es en otros en los que uno se percata del asunto...

Sobre todo en el hospital, o en el centro sanitario, al que nosotros llamamos el Bronx. Esta semana hemos tenido unos cuantos momentos de ese tipo. Estábamos la petit Cristine y yo en la consulta, cuando nos asomamos a la puerta y vemos a un hombre con todas las moscas del mundo, tirado en el suelo, con las rodillas en una posición imposible, y unas piernas con atrofia de no haberlas usado en mucho tiempo, lo traía un amigo y andaba con las manos, porque para que una silla de ruedas, esto es África. Aún lo estábamos flipando con el hombre ahí tirado, cuando llega una familia con una mujer con la cara tapada con un pañuelo, como se suele hacer con los cadáveres, por lo que uno tendía a pensar que lo mismo viva no estaba, aunque sorpresa porque al destaparle la cara la mujer hacía por respirar, eso sí un poco deshidratada estaba, lo que no es muy raro teniendo en cuenta los 48 grados a la sombra que hace en este lugar (no exagero, es lo que marcan los termómetros). Se decidió el ingreso de ambos, el primero por úlcera gástrica, diagnósticada por la clínica, y tratada sin omeprazol, porque esto es África y no hay ni gastroscopias, ni fármacos caros, la segunda por fracaso de los tratamientos previos de vudú, que se habían probado previamente, o eso dedujimos de los gritos en baribá que se daban familia y médico.

Al día siguiente, otra vez con la petit Cristine, estábamos ambas en la consulta prenatal, cuando entra una mujer de parto. Yo no sé mucho de palpar presentaciones, pero al tocarle la tripa me parecía que la cabeza estaba arriba, y el día anterior había palpado una cefálica, y por el cuello del útero salía algo más duro que la cabeza de un bebé. Total, que le digo a la enfermera que iba a ser el primer parto completo que viéramos desde que llegamos, cuando me dice que iba a ser una cesárea por la presentación y llama al jefe de gine que por suerte estaba por aquí (y es que sólo hay 3 médicos para 200.000 habitantes). En esto que entramos a la sala, y algo asomaba por la vagina de aquella mujer. Estaba claro, era un pie, un pie con el cordón por delante. Entonces nos entró la paranoia de que era un prolapso de cordón, y que no podía salir el cordón por delante, así que allí estábamos las dos solas, porque la enfermera había desaparecido, intentando empujar el cordón otra vez para dentro, cuando la enfermera llega y nos dice que lo dejáramos que eso iba solo…

Nosotras sólo pensábamos en que la semana anterior nuestras compis habían tenido un parto parecido, y el bebé nació muerto después de unos 20 minutos de expulsivo, que nos grabaron en video y habíamos estado viendo eso. Total, que todo nuestro esfuerzo iba destinado a evitar que se repitiera algo así. Allí estábamos las dos gritándole a la mujer, que ni siquiera hablaba francés, sino sólo baribá: “EMPUJA, PERO EMPUJA, POR DIOS”, y la verdad es que nos entendía. Volvió la enfermera, y le dijo a Cris que no tenía los guantes de látex puestos, sólo los de vinilo que trajera el teléfono, y ahí estaba Cris con el teléfono y su cable en la mano, sin querer quitárselo por si se apagaba, intentando darle al botón de rellamada, que por supuesto era el segundo de los botones azules que pulsamos. Al final la enfermera con todas las manos llenas de meconio, dándole a los botones del teléfono que sujetaba Cris, y yo de fondo: ”¡PERO EMPUJA, POR DIOS!”. Sólo faltaba la cabeza, cuando por fin apareció el ginecólogo, que tiró del niño como si fuera un bacalao, y sacó la cabeza en un segundo. Y claro como no había nada más que hacer se puso a cambiar una bombona de oxígeno, que no se podía usar porque no había aplicador. El corazón latía, pero era el niño menos feliz del mundo, totalmente flácido, muerto. No tenía reloj, pero supuse que su frecuencia era muy lenta y le empecé a hacer masaje, el gine decía que si latía sólo había que ventilar, pero tampoco había nada para ventilar porque para que, esto es África. A los 2 o 3 minutos llegó la enfermera con la trompetilla de escuchar los latidos y se la puso en la boca a modo de ambú, y así le empezó a ventilar. Cris con el fonendo oyendo si el aire entraba en los pulmones, la enfermera se volvió a pirar y me quedé yo con la campanilla ventilando, Cris a mi lado con el fonendo y colocando bien la vía aérea, y dos mujeres desnudas en las camas de al lado, ellas también estaban de parto… En un momento dado la enfermera, empezó a rezar, y el niño empezó a hacer esfuerzos por respirar. Después de mucho luchar, estaba de nuevo entre los vivos. Con mucho miedo por una posible encefalopatía hipóxico-isquémica, intentamos que reaccionara, mientras la enfermera rezaba y lo bañaba en alcohol una y otra vez. Empezó a mover las piernas, y al cabo de un rato, ya tenía reflejo de prensión, y también de chupeteo. El moro no se lo hicimos porque la enfermera decía que había que dejarlo descansar, y eso hicimos, mientras entró una familiar buscando algo… Que en un momento de lucidez deduje que era la placenta, y así fue porque le abrí el cubo donde la habíamos tirado y se la guardó en una bolsa, vete a saber para qué.

En eso desaparecieron los familiares, madre incluida, que se levantó mientras la familiar limpiaba (aquí todo paciente está obligado a venir con un familiar que limpie y cocine). Y allí se quedó el niño milagro sólo sin nadie que le abrazara después de tanto luchar, no sé si después alguien volvería a por él, porque aquí hay veces que uno no entiende nada.

Hay muchos más momentos de ese tipo, pero este era de los primeros que quería compartir, porque después de todo, las cosas salieron bien, aunque fuera de casualidad.

Si me da tiempo, os contaré como fuimos ayer a la casa del rey baribá de Banikoara, y nos sentaron en zona VIP, para ver la cabalgata de las fiestas.

Continuará…

5 comentarios:

  1. Qué mal rato he pasado, y sólo lo estaba leyendo...
    Tiene que ser durísimo y a la vez enriquecedor vivir lo que estáis viviendo..
    Un beso!

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  2. Joer, vaya aventuras estás viviendo. A ver si nos puedes decir en una entrada cómo has conseguido participar en esto, que lo mismo alguno de los que estamos apunto de terminas nos animamos ;)

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  3. La leche. Y yo preocupándome porque se me terminan los tomates o porque me quitan el sitio cuando voy a aparcar.
    Un animoso beso. Cuidaros
    Ramón

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  4. jeje.. espero que cuando vuelvas escribas un libro:)
    Un besito fuerte y ánimo, que estáis ayudando a un montón de personitas en un lugar llamado África..

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  5. Me encantan los finales, felices. =·)

    Había parte de "casualidad" pero tb, había 2 (¿buenas? :P) médicos para amoldar y encaminar esa casualidad hacia buen puerto.
    (y hacia buen parto)(oh,Dios,que chiste más malo xD)

    Es muy bonito lo que estais haciendo. OJO es muchísimo lo que haceis allí, pero tb, aunque no lo creas, seguro que esta parte del blog de tus aventuras y desventuras en áfrica está abriendo muchos ojos y conciencias. ^_^

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