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jueves, 23 de octubre de 2014

Fugaos, cerebros

Recuerdo la primera vez que pensé en dejar la residencia... Yo era R1 y el paciente que me hizo planteármelo era un Sr de 85 años. Bueno, mejor dicho no fue él, sino su manejo carente de toda ética médica y humana que pueda existir. Al final, alguien hizo lo que debía y las cosas no fueron mal, en parte porque estaba de Dios, en parte porque siempre hay perlas escondidas en un mal de arena.

Si me hubiesen contado ciertas cosas que vería antes de entrar en el mundillo, jamás lo hubiese creído. Es mas, a día de hoy aún algunas cosas me asombran, aunque creedme si os digo que ya me anticipo a muchas de las excusas que oigo después.

No puedo evitar que me salga la sonrisa cuando escucho con algún acento de lo mas castizo que tenemos la mejor sanidad del mundo. Imposible no reírse, sobre todo porque esas afirmaciones suelen venir de alguien que ha ido poco más allá de la puerta de su casa. Y si los argumentos son que es universal y gratuita, pues ya les digo que hace ya bastante que ni lo uno ni lo otro. 

Pero no hablemos de la sanidad, que es un tema demasiado amplio, del que desconozco lo suficiente como para no aventurarme a opinar demasiado. Hablemos de un tema que me resulta más cercano. Hablemos de la formación de los residentes de medicina en España, y por serme más cercano, haré hincapié en la de los de cirugía, que es lo que se supone que soy a día de hoy... Nada mas y nada menos que Erre cinco, o lo que es lo mismo, residente en mi último año de formación.

¿Que es pronto para hacer balance? Sinceramente, no creo. Ya he pasado tiempo suficiente en este sistema como para saber de que pie cojeamos en estos lares. Cansada de excusas. Cansada de hacer de segundo ayudante al segundo ayudante de un lipoma en la espalda. Cansada de qué sea viernes, haya quedado con mi suegra para comer o de qué este no es caso para un residente. Cansada de vuestro, nuestro, sistema sanitario-educativo de los cojones. Cansada de la gente que viene al hospital a desfilar como si fuera una pasarela cibeles (que no es lo mismo que ser elegante, sino que pasan 2 minutos hablando del paciente y 7 horas y 55 minutos de cotilleos variados, mientras hacen poses con la bata a ver como les sienta el fonendo).

Y señores, no es así, no tiene porqué serlo. Este verano he pasado dos meses rotando en una unidad de trauma, de otro país. Ocho guardias al mes (que por cierto, buscando están la excusa para no pagármelas, pero en eso sí son los mejores y no me cabe duda que la encontrarán), no hay libranza. He visto a gente yendo a currar en silla de ruedas, con un tobillo roto, porque no había nadie que les sustituyera. Y pocas quejas. He visto internos, recién acabados que les dan mil vueltas en conocimientos médicos al 90% de los profesionales con denominación de origen ibérico. He visto a cirujanos, hacer una esternotomía por una herida penetrante en el corazón sin ponerse nerviosos. Sin desquiciarse, haciendo lo que es su trabajo. He visto a residentes capaces de solucionar a un paciente complejo dentro y fuera del quirófano, sin un adjunto en frente que les diseque lo que tienen que cortar, haciéndole pensar que el cirujano es el que lleva el electrocauterio. He visto a gente muy buena. Haciendo exámenes 2 veces al año, comités de M&M semanales, sesiones académicas y clínicas en medio de guardias donde se atienden unos 70 pacientes con politraumas graves, no los “traumas” que suelen llegar aquí, y con 1 residente junior, un senior, y dos internos dirigiendo a estudiantes que son más médicos de lo que yo me he sentido muchas veces, qué en 4º de carrera han puesto muchos más tubos de tórax que yo. Y 60 camas en la planta de las que eran responsables.

Y no pude evitar la sensación, de que yo llevo 5 años jugando a ser médico, jugando a ser cirujano… Y la vergüenza cuando me preguntan cuantas hernias he operado yo sola. Y tener que explicar que en España un residente no hace una incisión en la piel sin un adjunto diciéndole por donde tiene que cortar. Y llegar aquí y que el anestesista no me deje empezar una apendectomía mientras llegaba mi adjunto de turno… Y darme cuenta de la mala suerte que he tenido de caer en este sistema (quien vaya a decir comentarios cómo que los hay peores sinceramente se los puede meter por dónde amargan los pepinos, qué a mí ese argumento no me sirve). Y tener que justificar a las 12 de la noche porque se opera un absceso perianal que ya no son horas. Después de ver que un quirófano puede estar abierto 24 horas, mientras haya cosas que hacer.

Y tener que explicar que mi evaluación en España depende de lo bien que le caigas al tutor al que le toque evaluarte. Que aquí nadie te hace exámenes para saber si sabes o no. Que no hay tribunales de gente externa que te evalué. Que normalmente tu evaluación depende de que sepas o no hacer mejor la pelota. Os podéis imaginar la mía, claro, que tengo que decir que en ciertos momentos hasta me parece un cumplido.

http://img.desmotivaciones.es/201011/distinto_1.jpg


Y no me gusta. No quiero ser parte de esto. En fin, que os voy a decir. Mañana las represalias… Qué por supuesto vendrán en forma de castigo infantil. Lo que os digo, muy cansada.

El consejo…. Si estáis pensando en salir de España, hacedlo ahora que es un momento cojonudo. Si estáis pensando en venir aquí, buscad opciones mejores. Si al final acabáis eligiendo este país al que a pesar de todo adoro, y por eso la rabia, preguntad antes a gente de confianza sobre el hospital indicado…

Por si os sirve os cuento la vergüenza que fue escuchar al Jefe de la Unidad a la que yo sólo iba de observer, decir que los cirujanos españoles no estaban lo suficientemente preparados para desempeñar ese trabajo, y como consecuencia los aparte de la rotación, porque necesitan más experiencia. Que es lo que pasa cuando contratas a un especialista que tiene menos manejo clínico que un erre 2 de tu hospital para resolver tus pacientes. Vergüenza tener que darle la razón, porque en unos meses, yo que nunca hice una gastrectomía o una funduplicatura tendré un papel donde diga que soy especialista... Aunque quien sabe, a lo mejor en los meses que me quedan opero todo lo que dice el programa del ministerio que tengo que operar... Que el papel lo aguanta todo.

Ya encontraran nuevas excusas, y yo estoy agotada… Que si tú no puedes hacer esto porque nunca lo hiciste, que tú no que eres chino, tú no que eres mujer, tú no que tienes un blog o tú tampoco que tienes un acento que no me gusta.

En fin, voy a ver que dicen en la tele los expertos sobre un tema muy de moda, como el ébola, que por cierto… ¿Cuántos casos han atendido antes de considerarse a sí mismos expertos?

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