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miércoles, 19 de agosto de 2015

El dolor

Que cosa tan relativa. ¿Cuánto dolor tiene Vd? Los médicos, y especialmente los compañeros de cuidados paliativos y anestesiológos hemos inventado y intentamos usar distintas escalas para medir el dolor, y tratar al paciente en consecuencia. No se emplean opiáceos para tratar una uña incarnada, pero se les dan a manos llenas a los pacientes oncológicos, porque duele más, ¿no? 



Y digo yo.... ¿Quién puede saber que el dolor de otra persona? Pues me atrevo a contestar que por lo general no tenemos ni repajolera idea. Lo estimamos, confiamos... Y la verdad es que no se parece en nada el dolor para un paciente y para otro, incluso con patologías fotocopiadas. Incluso en hermanos gemelos. Cada ser humano tiene su bagaje, y con él su percepción del dolor y su manera de afrontarlo. Lo mismo pasa con las enfermedades. 

Y si el dolor físico es tan difícil de medir... ¿Qué hay del otro dolor? Del que te parte en el alma como no sabías que nada pudiera hacerlo... He visto a gente negándolo, ocultándolo, incluso con pérdidas irrecuperables. He visto a gente proclamar a los 4 vientos que la vida se le rompió por cualquier trivialidad. Y he visto por supuesto el punto medio. Y ese es el punto.... ¿Le duele más al que lo grita más alto? 

Por mi posición como médico, y tras unos años de cubrir las urgencias quirúrgicas, puedo decir sin miedo a equivocarme, que por lo general el paciente que da voces en la puerta para que le atiendas rápido es el que menos necesita la asistencia. Al menos en lo físico el paciente que está realmente mal no tiene ganas de pelear, y es del que uno debe preocuparse.  Como siempre hay excepciones a uno y otro lado por supuesto.


Del dolor que no es físico... ¿Quién sabe? Recuerdo una guardia cualquiera en el que me tocó salir a hablar con la familia de un paciente que acababa de ser operado. No había nada que se pudiera hacer por él. Ese Sr tenía la edad de mi padre, sus hijas la mía y la de mi hermana. Informó mi compañero, aunque hubiera querido, no me habrían salido las palabras. Aún hoy se me saltan las lágrimas de pensarlo... ¿Eso es dolor? ¿A quién le dolió más a él o a su familia? ¿Y quién carajos soy yo para ponerme a juzgar eso?

Difícil tema a tratar este del dolor...

2 comentarios:

  1. Tremenda entrada y muy oportuna.
    Yo acabo de empezar en la residencia... y ya me estoy dando cuenta en las guardias de puerta que los que más se quejan, los que más protestan, suelen ser los que menos necesidad tienen de ser atendidos. Por el contrario, los malitos de verdad... son pacientes, pacientes de verdad.
    Del otro dolor, tendré que aprender cómo afrontarlo y cómo comunicarlo... porque no creo que haya gran cosa para aliviarlo.

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  2. Perdón por la tardanza en responder. Mi enhorabuena por ese comienzo. Sin duda no es fácil. En eso los pediatras nos llevan ventaja... Los niños aún no saben mentir, ni exageran. Puede que nos maleduquemos los unos a los otros. El mejor consejo que puede dársele a alguien que comienza en este mundo: Sinceridad. Nunca mientas a un paciente (aunque es obvio), hay quien se siente tentado de decir lo que el otro quiere oír, y ese es sin duda el peor de los errores.

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