Mi vida es un caos...

Esta mañana, han llamado a la puerta de casa... Eran más o menos las 9:30, yo me acosté a eso de las 3, así que estaba aún en la cama, aunque ya despierta. Cuando he salido a abrir, no hacía falta. En 10 segundos ya había 2 albañiles dentro, y la casera ha subido 2 minutos más tarde....

Como he podido, y os diré que no soy de esas personas que se levantan precisamente de buen humor, he intentado colocarme un poco mi flequillo rebelde, que maldito el momento que me lo corté (y repito ME lo corté, y es que lo de la peluquería tampoco es lo mío), y les he dado los buenos días.

Podía haber estado en bolas o en el baño que han tirado abajo y que no tiene cerrojo, que ahí que se han presentado sin más...

En fín, en un momento de lucidez, les he ofrecido café, aunque no han querido, y me he ido a desratizar la bañera, dónde desde hace 2 años sólo se ha bañado nuestra queridísima compañera de piso, a la que hemos logrado echar, después de tanto tiempo. Este gran logro ha implicado que le dijeramos que nos íbamos las tres, así que hicimos hasta fiesta de despedida, y mudanza...

Total, que como preveía que iban a venir los albañiles en algún momento de esta semana, pues he dejado la bañera con lejía toda la noche, para que fuera más fácil limpiarla. Aún así, habrá que desatascar, cuando compre un desatascador, pero ese es otro tema.

Después ha venido el momento ¿qué coño me pongo hoy? Lo que no suele causarme muchos problemas, si no fuera, porque nuestra buena amiga antes de irse dejó la plancha encendida hasta que explotó, y ahora no puedo planchar, así que estoy agotando las existencias de ropa planchada que puedo ponerme. Espero con impaciencia el momento en el que me llegue la plancha que mi madre ha prometido mandarme mañana desde Ciudad Real, nunca creí que desearía una plancha, pero así es el ser humano, siempre queriendo lo que no tiene...

El caso es que además del baño, los albañiles tienen que cambiar la ventana de la habitación de la que se ha ido, que es a la que yo voy a mudarme, para que una de mis compañeras se vaya a mi cuarto y la chica nueva que entra se vaya al suyo. El efecto dominó, hace que mis cosas estén repartidas por varios puntos de Madrid, y que lo único que tenga a mano ciertamente sean los manuales de la academia, que por otro lado es lo único imprescindible en mi vida en estos momentos.

Para que os hagais una idea, el domingo cuando me lenvanté puse mis sábanas a lavar y casi les soplo para que se secaran, porque no tenía más... ¡Benditos 40 grados a la sombra!

En fin, el caso es que han venido los albañiles, y hasta me he alegrado de tener a alguien con quien hablar, porque sin mis compis al llegar a casa, esto es muy triste.

Al volver del hospital he hecho la compra, me he hecho la comida, y tras otro rato de conversación con uno de los albañiles, que ya había sacado 16 sacos de escombros he vuelto a la biblioteca a estudiar trauma. Me pregunto si habrá otra especialidad con tantos nombres propios, menudo afán de protagonismo con las fracturas...

En Ciudad Real mis padres tienen otra mudanza, así que lo haga como lo haga no me libro. Además tengo que ir a comprar un colchón, para la habitación a la que me mudo, que no sé como conseguiré traer a casa, pintar los armarios empotrados que dan asquete, y recuperar mis cosas...

Y claro, todo esto mientras estudio el MIR.

¿Quién dijo miedo?