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sábado, 27 de junio de 2009

GRADUACIÓN

Estimados compañeros, profesores, amigos y familiares:

¿Por qué medicina? Preguntaban mis compañeros hace un rato. Pues porque, como bien sabéis muchos de los que estáis aquí, para nosotros esa pregunta sólo tenía una respuesta posible, desde el principio. Es ese tipo de preguntas que se responde con el corazón, de la misma manera que no se puede cuestionar un sentimiento. Puedes intentar buscarle una explicación razonable, pero todo eso sólo es adornar lo que te sale de dentro. Porque personalmente, no podría dedicarme a otra cosa, porque es la profesión más bonita del mundo, por eso a lo que mucha gente llama VOCACIÓN, pero que nadie es capaz de definir del todo.

Algunos conoceréis la historia de Hipócrates y Demócrito, cuando el médico fue llamado para tratar al viejo filósofo, que se veía afectado por una dolencia psiquiátrica que le hacía reír durante todo el día. Pero dejemos la historia para más adelante.

Decía William Faulkner que: “La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen” Y así ha sido, no lo hemos perdido de vista. Parece que después de todos estos años hemos cumplido nuestro sueño, aunque de momento no seamos capaces ni de responder a una pregunta tan simple como: ¿Cuánto dura tu carrera? Pues toda la vida, supongo. Porque a partir de ahora, somos médicos para siempre. Con todo lo que ello conlleva.

Nos ha costado mucho, pero por fin hemos llegado a este día. Hemos superado muchos obstáculos, nos hemos adaptado, y nos hemos hecho más fuertes. Cada piedra en el camino, nos ha hecho ser quien somos. Pero en todo ese camino no hemos estado solos. Cada vez que hemos caído, ha habido alguien a nuestro lado extendiendo su mano para levantarnos. Muchos de esos compañeros de camino están aquí hoy. A todos ellos GRACIAS:

A nuestras familias, que han confiado en nosotros desde el principio, incluso aunque a veces no hayan sido capaces de entendernos, porque sin su esfuerzo, nunca habríamos podido llegar a este día.

A nuestros profesores, que nos han enseñado tantas cosas… Llegar a la clínica, y descubrir al que hoy es mi padrino y mi maestro ha sido uno de los mejores regalos de todos estos años. Porque gracias a él aprendí a ver al paciente desde que entra por la puerta, a escuchar, no sólo soplos, que yo creía que no existían, sino a escuchar de verdad una buena historia clínica, que sigue siendo la base de la medicina, por muchas pruebas complementarias que queramos hacer después. A explorar, y a ser no sólo buenos médicos, sino mejores personas. GRACIAS a nuestros maestros, por habernos dado tanto, a cambio de tan poco.

Y por supuesto a vosotros, compañeros, y a día de hoy, también colegas. Porque estoy orgullosa de lo que hemos logrado juntos. Porque cerramos esta etapa, sabiendo que la salud del futuro se queda en manos de médicos brillantes, y de personas excepcionales.

Cuando Hipócrates salió de la sala donde se encontraba Demócrito, tras realizar su minucioso examen clínico, una multitud de personas se agolparon a su alrededor, expectantes al ver a aquél sabio médico del que tanto habían oído hablar.
-- Hipócrates, díganos, ¿por qué está loco Demócrito, que no para de reír?
El sabio guardó silencio durante un momento y luego respondió:
-- He aquí mi diagnóstico: este hombre es… Feliz.

Creo que este diagnóstico es el mismo que podrían darnos a nosotros en un día como hoy, en el que reímos. Y no porque seamos ingenuos, ni estemos locos. Hoy sonreímos porque somos felices, porque hemos cumplido un sueño, porque estamos llenos de ilusión, y porque vamos a seguir soñando.

Hoy somos médicos, pero aquí no acaba todo. Aún nos queda mucho por andar, y muy bonito. Espero que podamos seguir compartiendo este camino.

Muchas gracias a todos, y Enhorabuena.

4 comentarios:

  1. Enhorabuena, a ti y a todos los que se licencian este curso, disfrutad del momento y nos seguimos viendo, al menos por una temporada...

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  2. Enhorabuena. Un gran texto y, sobre todo, que mana de dentro...

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  3. Gracias por colgarlo, y por escribirlo. Ojalá siempre conservemos en nuestra vida la ilusión y la emoción de ayer...Un beso grande

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  4. La ilusión solo se pierde cuando uno deja de soñar, jamás dejes de soñar ...... tengo casi 50 años y sueño, cada día.

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