Academia

Hoy ha sido un día que ha combinado infecciosas con la tutoría sobre el simulacro 15 y aderezado con un toque final de neurocirugía. La verdad es que mis neuronas patinan, pero vengo feliz porque tengo la sensación de que avanzo por el oscuro camino de las infecciosas, y ahora tengo claras cosas que antes ocupaban un gran maremagnum en mi cabeza.

Tengo que decir que lo mejor de la academia son sus profesores. Si me hubiesen explicado algunas cosas así durante la carrera, habría sido mucho más feliz, y el estudio habría sido más rentable.

El mejor ejemplo que hemos tenido últimamente, es Pablo Dávila, de neurología. De verdad que nunca he tenido un profesor tan payasete. Y nunca me han explicado tan bien como él lo hace la neuro. Creo que el día del MIR me vendrá su imagen a la cabeza escenificando los ictus o las epilepsias... La verdad es que da gusto encontrarse con profesores así de buenos, y es que como para todo en esta vida, hay que valer.

Si es que salí de clase enamorada de la especialidad. Y eso después de haber hecho el maldito simulacro 15, lo que tiene aún más mérito. Y lo que es más raro aún es que en su día me pasara lo mismo con Gine, que es una de las especialidades que menos me gustan. La verdad es que merece la pena la academia, y más teniendo en cuenta que hasta que no sea resi no estoy pagando nada...

A los que tengais que elegir, que por las búsquedas que tengo supongo que alguno de los que me leen, os aconsejo que pregunteis como son las clases y los profesores, porque al fin y al cabo lo demás sólo depende de tí mismo.