Sin duda alguna el que debería responder a esta pregunta es alguno de los inmigrantes que viven en España a día de hoy. Mi opinión personal es que sí, que lo somos y mucho. Aunque estoy segura que más de uno se escandalizara al leer esto, y muchos sonreirán orgullosos (en la soledad de hacerlo frente a la pantalla de un PC).
Hace una semana hablaba con una amiga mía a la que le encanta viajar, y cuya lengua materna es el español. Alguien le preguntaba si había ido alguna vez a España, y como persona educada que es, me miró como pidiéndome perdón por lo que iba a decir a continuación. Si bien, no me resulto un comentario nuevo, para mi desgracia. La respuesta siguiente fue que le habían contado que en España tratan mal a la gente que es como ella. Que somos racistas. Que conoce a gente que ha estado ahí, y que no le gusta lo que le han contado. El interlocutor, nacido en China y crecido desde los 8 años en EEUU, me miraba con cara de incredulidad. Supongo que a pesar de mi cara caucásica, no veía mucha diferencia entre las dos. Y sinceramente yo tampoco. He nacido en Europa, pero como le leí el otro día a Alejandro Sanz, me siento mucho más identificada con Latinoamérica que con Suiza, Finlandia, Alemania o Dinamarca.
Y ahora, me pongo a pensar todas las cosas que he visto en España que les pasaba a mis compañeros americanos de residencia, y no me queda por otra que vergonzosa y desgraciadamente darles la razón. Recuerdo algún residente que no quería sentarse a comer en la mesa de cirugía. Y llegó un día que yo misma dejé de hacerlo porque no me sentía cómoda ante determinados comentarios. Por supuesto no es el 100% de la población, pero en mi experiencia personal es mayoritario y muy desagradable. Y lo peor de todo es que la mayoría de las veces ya se hace de manera inconsciente. Alguno no me creerá, pero uno de mis compañeros acabó por comprarse un coche, sólo porque cada vez que entraba al metro le pedían la documentación. A veces varias veces en un trayecto. Su único delito era su color de piel. También recuerdo el apodo que usaban con algún otro compañero, al que por cierto nunca le escuche quejarse de Harassment, aunque bien podría haberlo hecho.
Por otra parte, quiero pensar que España estuvo cerrada al exterior por 40 años, y que de alguna manera eso pasa factura. Aún recuerdo al único negro que había en Ciudad Real cuando yo era niña. Era cardiólogo y todos le conocían. Un poco parecido a cuando llegamos un grupo de ocho blancos a Benín, y los niños venían corriendo a ver si éramos de la misma especie o estábamos enfermos mientras nos llamaban "Batures". Por supuesto, seguro que esto no le pasa a Will Smith, ni a Shakira, ni a Carlos Baute. Quiero pensar que es cuestión de tiempo que la gente abra su mente, que salga de su pequeño mundo y que lean libros.
Porque en mi opinión personal el racismo es sólo otro tipo de analfabetismo, y como todo lo demás se cura con un poco de cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario