Probablemente algunos ya conozcáis la historia del árbol y el junco.
Hace poco una amiga decía que una de sus cualidades es poder adaptarse, y ser flexible, de la misma manera que lo hacen los juncos, esto permite que uno pueda resistir fuertes vientos sin partirse en dos.
Estoy pensando (será que esto de tener vacaciones me lleva a meditaciones pseudotrascendentales que de otra forma no tendría), que esto es algo bastante parecido a lo que llamamos inteligencia emocional. Al fin y al cabo se trata de reconocer los sentimientos e ideas propios y ajenos (el viento que sopla desde fuera y la necesidad de cada uno de disponer de agua y sol para seguir creciendo) y ser lo suficientemente hábil para acoplarse a su ritmo, sin perder nunca las raíces que hacen que uno se abrace a la vida.
El equilibrio entre uno mismo, la naturaleza y el ambiente hace que haya personas que se adapten bien a los cambios, y sepan sacarle partido a los diferentes vientos que soplan, sin dejar que una ventisca los arrastre o los destruya.
La capacidad para plantear una nueva estrategia, como si de un juego de cartas se tratara, cuando se descubre que con la que tenemos el resultado será subóptimo marca la diferencia entre hacer una buena partida o perder el lance. Porque es fácil ganar al mus cuando uno es mano y le sale de primeras un solomillo, pero eso no tiene mérito, lo realmente difícil es ganar una partida con cartas mediocres o malas. Esto requiere arte, picardía, compenetración con tu compañero y algo de experiencia no viene mal.
Como siempre, esto es sólo mi manera de verlo...
Muy buena la entrada. Jajaja cómo me acuerdo de los tutes que jugabais a la hora de la muerte del blanco.
ResponderEliminarEs dificil a vecesadaptarse a los nuevos cambios, sobretodo cuando vas cumpliendo años.
ResponderEliminarpero desde luego es lo mejor que te puede pasar. La vida esta llena de cambios y adaptarse a ellos te hara ser mas feliz.
Besos preciosa