No es ningún secreto que a estas alturas os cuente que soy cofrade. Ese es uno de los motivos de que haya pasado tantos días sin pasarme por aquí. El jueves por la noche acompañé a Nuestro Señor Nazareno en estación de Penitencia y el Viernes por la mañana lo hice en el cortejo de Nuestra Señora de la Misericordia dónde procesiono desde que tenía 4 años y he sido 10 costalera. La Semana Santa es para mí, como para muchas otras personas un periodo de reflexión personal. De dejar crecer los frutos que hemos ido sembrando durante el año. De parar y valorar lo que se ha hecho y lo que queda por hacerse.
Esta Semana de Pasión ha traído a mi cabeza muchos recuerdos de lo vivido en el último año, que no ha sido poco. Me gradué, trabajé duro, y al final me presenté al MIR, con una plaza no todo lo buena que me hubiera gustado, 3105, pero que seguramente me permita hacer cirugía que es lo que quiero, si bien no tengo muy claro dónde. Me fui a África y aprendí a ver lo importante de la vida, y me di cuenta de que realmente vivimos en un mundo de excesos. Esto ha cambiado un poco mi pirámide de prioridades, y me ha hecho valorar opciones que antes no me planteaba.
Ha sido un año intenso. Con muchas subidas y bajadas. Un año de entrega, y un año donde he recibido muchísimo -cómo el ñame ;) - .
Esta Semana Santa la iconografía cofrade tiene para mí tintes y colores especiales. Veo los cirios llameando, y vienen a mi cabeza esas hogueras nocturnas en la noche africana, donde quemábamos la basura y aprovechábamos la luz que salía del fuego para poder ver algo más a nuestro alrededor o tener a raya a esos visitantes nocturnos que no habíamos invitado (os recuerdo la rata-perro, prima lejana del lagarto-perro, o la araña-escorpión o el insecto pájaro).
Dos momentos especiales ha tenido esta Semana para mí. El momento del saludo de Nuestro Señor Cautivo en su Prendimiento a la Hermandad del Nazareno, con levantá dedicada al Capitán Torres que parte de nuevo a Afganistán con la Legión Española. Sonaba la marcha de "A tus pies Padre Nazareno". Por alguna razón vinieron a mi cabeza los recuerdos de esos niños que me han robado el corazón. El niño gordito, la niña de la vara, la niña de las bragas, Joseph, Fátima, el bebé letárgico, el niño pollo... Esos que han hecho que ir hacia el otro lado del mundo haya merecido la pena. Esos que han recibido aviones de papel como si fueran el regalo más precioso del mundo, que han aprendido a jugar al toma tomate y cantaban la familia sapo en español mucho mejor de lo que yo he aprendido a hablar francés. Esos tesoros de incalculable valor en el medio de la nada. Recordé entonces que poco antes de hacer el MIR, pasé por mi iglesia y te pedí Señor, no el número uno, ni el mejor, sino que te dije: "pon mis manos donde puedan hacer más bien" y el camino me ha llevado hacia esos ángeles de ébano. Pues supongo que se ha hecho en mí tu voluntad, como siempre se hace, o puede que sólo hayan sido casualidades, pero de todas formas, gracias.
El otro momento fue anoche, en el saludo de Nuestra Señora de las Angustias a las Hermanas de la Cruz en Santiago. Es una imagen de la Señora sujetando en brazos a su hijo ya muerto. Entonces me acordé de nuestro niño milagro. Ese que nació muerto y tras varios rezos y maniobras de reanimación volvió a la vida. Me acordé de Foulera, rociándolo con alcohol mientras en su mezcla de francés-baribá pedía a Dios que viviera. Y del momento en el que por fin nos apretaba con fuerza el dedo, como agarrándose a la vida. Y me acordé también escuchando a las Hermanas de todos los momentos en los que los religiosos nos salvaron la vida. Aprecié entonces lo grande que es que haya gente que lo dé todo sin esperar nada a cambio.
Ha habido más momentos mágicos como ese en el que toda la familia cofrade nos vestimos de morado, pero eso lo dejo para otro momento.
Aún queda un Sábado Santo de Soledad y Amargura y el Domingo de Resurreción y Gloria. Veremos que momentos mágicos con aroma a incienso y sonido de trompetas nos quedan aún por vivir.
Recién llegado de la procesión del Resucitado y con ambos hombros hechos polvo tras tres días en la barra de "los bajos" (soy el más alto de los bajos en un trono con 32 costaleros... en vez de los 40 de siempre), te deseo MUCHA, MUCHA SUERTE con la elección. Te la mereces.
ResponderEliminarCreo que elegimos el mismo día, 16 abril por la tarde (tengo el 3016).
saludos ;)
Te recomiendo que leas a este hombre:
ResponderEliminarhttp://sobrevivirrhhe.blogspot.com/2010/04/porque-no-podemos-gustarles-todos.html#comments
Es imposible gustarle a todo el mundo.
A mi, que no soy católica, lo que más ma gusta de la Semana Santa es esa idea de que Jesucrsito resucitó me parece lo mejor del catolicismo con diferencia.
¡Buen domingo de resurección!
Acabo de llegar de Linares, de ver al resucitado, menuda imagen que tienen junto con la Madre del Amor Hermoso. Me ha sorprendido muy gratamente, la verdad. Y es que ayer nos llovió y nos quedamos con el mono.
ResponderEliminarJAC, no sabía yo de tu faceta cofrade, con un poco de suerte hasta nos conocemos, yo elijo el 16 por la tarde también, seguro que al final la opción es buena. Espero tu saludo por allí.
Juana, no te preocupes, hace tiempo que decidí que a quien quiero ser fiel siempre es a mí misma, y después hablaré del honor, y de otros valores que ya no son tan valorados como deberían. Va a ser verdad que nis los billetes de 500 caen bien a todo el mundo. Un abrazo.
Costalero (forever) de Nuestro Padre Jesús Nazareno y antiguo monaguillo. Para más inri, desde hace dos años le he tomado manía a llevar el pelo corto y, entre la media melena y mi nombre (Jesús), ya te puedes imaginar las bromas de los compañeros de trono.
ResponderEliminarComo suelo decir en mi blog, soy un izquierdoso radicalmente atípico y utópico, para lo bueno y lo malo xD
saludos!
PS: ni lo dudes. Elijas lo que elijas, saldrá bien. Yo casi que ya tengo claro que quiero MFyC pero la Onco Médica también la barajo (si suena la flauta...)