Translate
miércoles, 19 de agosto de 2009
Mi otra gran pasión...
Acabo de llegar de un concurso de hípica que todos los años se celebra en Ciudad Real. Es un concurso de saltos, nacional de categoría B. Todos los años desde que tengo uso de razón he ido a verlo.
De pequeñita siempre volvía llorando porque mis padres no me dejaban montar. No es que tengan ninguna manía, es que es un deporte bastante caro. Al final hasta entré en una asociación del Opus Dei, para que me saliera más barato, pero eso os lo contaré en otro capítulo.
Aprendí algo de volteo, y algo más de doma clásica. Cuando por fin empecé a saltar tuve que dejarlo. El trato que había hecho con mis padres es que sólo sería un curso y no me pagarían más. Recuerdo el momento en que mi profesor, 3 o 4 años mayor que yo me trajo a casa en moto el último día. Llevaba puesto el casco de montar, como un quita-multas, y no podía aguantar las lágrimas.
Es uno de los momentos más tristes que recuerdo. Nadie entendería que si hubiese algo por lo que habría renunciado a la medicina habría sido la equitación. Puede que por todo lo que me costó empezar a montar un poco.
Hace ya más de 6 años que no me monto encima de un caballo. La última vez que lo hice fue en una capea en la comunión de mi prima. Y lo echo de menos...
Será una de las primeras cosas que haga cuando por fin gane dinero... Volver a montar, y aprender a hacerlo bien.
Hoy en día cuando no puedo dormir, me imagino galopando a lomos de Ateneo, un caballo precioso con el que de vez en cuando montaba. Parece mentira que se pueda llegar a sentir tanto por una "afición".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Jo, qué entrada más bonita. Me encantaría saber montar a caballo (lo apunto en la lista de cosas pendientes)
ResponderEliminarBueno ya queda menos para trabajar en serio y tener un sueldo!!! (lo único será encontrar el tiempo, pero con las cosas que gusta siempre se encuentra!!)