Vuelta a Madrid

Acabo de llegar de un agotador día de descanso en la Warner. Ha sido de esos días que no quieres que se acaben. Lo he pasado genial, tanto por el parque como por la compañía, sobre todo por la compañía.

Al final me han dejado en Madrid en la puerta de mi casa, y me he quedado aquí sola, con muchas ganas de llorar. Entonces me he acordado de aquello de que no hay que llorar porque algo se acabe, sino sonreir porque haya sucedido.

He pasado unos días en Ciudad Real, donde me he librado de preocuparme de las cosas del mundo adulto. No he tenido que cocinar, ni he planchado, ni me he preocupado de hacer la compra. He cumplido el horario con muy poco esfuerzo, y me ha sobrado tiempo para ir a la feria y a la hípica algunas noches. Eso sí, reconozco que debería haber repasado algo más.

Ahora el tiempo corre veloz, y toca poner por fin el motor a máxima potencia. Prómixo destino: MIR. Estoy segura de que el premio merecerá la pena, pero a veces la nostalgia me puede.

Algo se rompe dentro de mí cuando pienso que la casa que me ha visto nacer y crecer, dentro de muy poco será el hogar de otras personas. Mis padres se mudan, cumpliendo por fin su sueño de tener una casa propia. Con mucha más luz y más cómoda, pero será un punto de inflexión más en mi vida. Otra puerta que se cierra, con muchas cosas a las que decir: "adios, me ha encantado compartir estos momentos".

Hace dos o tres días, releí en casa una carta que me escribió mi hermana, cuando decidí venir a esta ciudad en la que ya he pasado un tercio de mi vida. Cuanto hemos cambiado... Y a pesar de eso, seguimos siendo iguales, y nos siguen importando las mismas cosas.



Sé que tengo entradas por contestar, y prometo hacerlo, en cuanto tenga el tiempo y la inspiración apropiados.

Hoy, sólo me apetece dar las gracias a todas las personas, con las que he compartido días que no quería que acabasen nunca. Porque al mirar atrás son las esas cosas y esos pequeños momentos los que hacen que la vida merezca la pena. Por esos ataques de risa incontrolables, por un abrazo que hace que no te sientas sola, por esas notas de humor en los momentos difíciles, por esos: "todo va a salir bien", por los momentos de celebración de los éxitos, por los momentos de aburrimiento compartidos, por las conversaciones intentando solucionar el mundo, por los planes de viajes realizados, y por los que aún no hemos hecho, pero que nos hemos divertido planeando.

A mis amigas de siempre que me han apoyado, y han estado ahí, para pasar los buenos y los malos momentos. Sin ellas hoy no sería quien soy. A mi novio, que complementa tan bien todas esas cosas que a mi me faltan... A mi hermana, la mejor de mis amigas, porque siempre ha estado ahí, porque sé que si algún día todo lo demás se derrumba, ella estará a mi lado siempre. A mi familia que me ha respetado y apoyado aunque muchas veces no me entiendan. A algunos profesores que me han hecho descubrir cosas que no eran evidentes a simple vista. A mis amigos de hoy, a los que puedo llamar a cualquier hora, y siempre responden con una sonrisa. A mis compañeros de viaje, en este nuevo reto llamado MIR, que empezaron como colegas y que cada vez más van siendo verdaderos amigos.

Tengo mucha suerte en la vida por poder contar con gente tan buena a mi alrededor. Un abrazo enorme para todos...