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sábado, 29 de agosto de 2009

En la luna de Madrid

La luna está creciente. Recuerdo el momento en que en el instituto el profesor de biología nos dijo que la luna era una mentirosa. Cuando tenía forma de C en realidad no estaba creciendo, sino menguando. Hoy su forma es la complementaria, así que está creciente.



Me gusta mirar a la luna. Pienso que en ese momento bajo su luz hay mucha más gente. Amigos, no tan amigos, familiares o aquellos a los que te cruzas alguna vez en la vida y tienen algo especial que hace que luego salgan como personajes secundarios en alguno de tus sueños, sin que muchas veces ni siquiera seas consciente de que alguna vez pasaron por tu vida.



Hoy no hay nubes, ni demasiado humo, por lo que desde mi ventana puedo ver la luna, y alguna estrella. Si cierro muy fuerte los ojos hasta puedo imaginarme que el ruido de los motores de los coches son las olas del mar que están llegando a la orilla. En la calle una pareja se come un helado. De fondo veo las grúas que trabajan arreglando la ciudad. Terrazas de verano... Paisaje urbano. Sé que algún día echaré de menos estas vistas y me acordaré de las noches en que desde mi ventana podía saludar a la luna madrileña. Y mientras tanto seguiré, como siempre, viviendo en la luna...

1 comentario:

  1. Es de las entradas más poéticas que has tenido. Me ha encantado. La podría haber firmado yo jajajaja

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