Hoy he ido por primera vez a ver un partido de baloncesto en directo. La verdad es que no soy una gran aficionada de este deporte, y los únicos partidos que he visto son los de la selección, cuando juega algo importante. Además jugaba el Real Madrid, en su cancha, y como buena colchonera me he puesto a aplaudir al Fuenlabrada, que son más pequeños y entrañables. El resultado ha sido de 90-74, a favor del Real Madrid como era de esperar, con un fabuloso Felipe Reyes.
Mañana iré a ver al Atlético de mis amores al Calderón, y no me sentiré tan rara al oir el himno en el estadio. El fútbol si que lo sigo, y es curioso como puede hacerte sentir un deporte. Es como formar parte de algo más grande. Hoy en el partido era una espectadora más, sin pena ni gloria, sin embargo cuando veo fútbol, balonmano o tenis, siento como si ganara o perdiera algo. Y el caso es que mi vida sigue igual.
El deporte sirve para unir a las personas, y en este país es una de las formas que tenemos todos de ponernos algo con nuestra bandera y estar de acuerdo en algo por unos días. Y si hay suerte y pasamos de cuartos hasta podemos ganar algo. ¿Quién no ha cantado alguna vez: We are the champions?
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