Al otro lado de la barra

Hoy he podido disfrutar del maravilloso sistema sanitario que hay en nuestro país, desde la peor de las perspectivas, la del paciente.

Hace muchos días que tengo la garganta muy irritada, supongo que es culpa del calefactor de aire seco, que tengo la mitad del día puesto, pero es eso o morir de frío. El caso es que tanta inflamación al final ha acabado en infección bacteriana. Me pasa muchas veces: fiebre, odinofagia, en fin, quien no se lo sabe. Por si acaso era algo vírico, ahí estaba yo con mi linternita enfrente del espejo, y efectivamente ahí estaban las malditas placas.

A ver como consigo ahora un Augmentine, va a estar difícil sin receta, pero vamos a intentarlo. En la farmacia, cuando lo he pedido me han mirado como si fuera una drogadicta, y la mujer me ha dicho que haga gárgaras con limón o lo que es lo mismo, me ha mandado a hacer gárgaras...En fin, que he acabado yendo al médico a ver si conseguía la maldita receta (esto me pasa por intentar hacer las cosas de manera legal). Me han citado a las 13:50, lo que significa, que siendo afortunada he pasado a las 15:00. Por alguna extraña razón la mujer (mi médico) cuando le he dicho que en la farmacia no me habían dado la receta me ha entendido que yo era farmaceútica (viva la comunicación) si, hombre, aquí iba a estar yo si fuera farmaceútica... El caso es que haciéndome un favor me ha recetado amoxicilina, por que segñun ella aún tenía pocas placas... Pues nada oye, cuando tenga la garganta como la nieve que cayó hace poco vuelvo. He de decir que al final cuando le he dicho que era estudiante de medicina, el trato ha cambiado bastante. Nunca entenderé el porqué de tanta competitividad.

Como para ese entonces la farmacia ya estaba cerrada, pues me he ido a comer y después he bajado a comprarlas. Y aquí estoy, con la bufanda del atleti puesta, y decidiendo que lo que me queda de trabajo ya lo haré mañana, porque estoy un poco cansada de más.

Hay que ver lo que molesta una patología tan banal. Es que a veces se nos olvida que el paciente viene porque necesita ayuda.

He sacado tres conclusiones útiles del día de hoy:
-La primera, que menos mal que dentro de poco las recetas me las haré yo.
-Cuando empiece a ejercer me gustaría hablar con los farmacéuticos de las farmacias más cercanas, porque muchas veces tienen problemas para administrar un medicamento por culpa de una receta mal hecha, quiero que me enseñen a hacerla bien para que los pobres pacientes no tengan que estar mareados de un sitio a otro.
-Las patologías banales no matan, pero molestan bastante.

Nota al pie: En ningún momento defiendo la libre administración de antibióticos, y entiendo que el sistema funcione así, me parece lo mejor en la mayoría de los casos, pero pienso que en España, se han señalado tanto los efectos negativos de la automedicación, que nos olvidamos de que también sirve para hacer cosas buenas, como ahorrar tiempo, dinero, o instaurar un tratamiento más rápido.
Segunda nota: ¿Por qué las benzos te las dan sin receta?

El misterioso mundo de los medicamentos, y cuando un médico deja de ser médico para convertirse en un administrativo que firma papeles dando permisos a todo el mundo para todo...