Ponemos el broche final a una Semana Santa mágica. Ha estado cargada de sentimientos, risas, alguna lágrima y muy buenos momentos. Me alegro de que en el mundo cofrade aún quede mucha buena gente y de irlos conociendo. Muchas gracias a todos los que habeis hecho de esta una Semana Santa inolvidable.
Hay personas, y familias que hacen que se mantenga la tradición y que sea posible hacer nuevos amigos, de verdad, y no solo para tomarte unas copas de vez en cuando. Gracias a la familia de Polo (jejeje) Blanca, por su ilusión que es capaz de contagiar y que yo casi había perdido, y Jorge por trabajar día a día muy duro. Y a su madre por las flores y las torrijas, ¡qué ricas!... Lo mismo para la madre de J.Luis y para él, por ser capaz de defender unos principios que chocan con la sociedad en la que vivimos. A Lalo, que aún con sus cólicos nefríticos ha aguantado noches enteras viendo como caminaba un paso, y que nos ameniza con sus historias paranormales. A Javi, el pertiguero más serio que habrá nunca, y cada vez más parte de la familia. Y a los Regaña, que ya hasta nos alimentan...
A Rubén, el que graba, aunque no ha grabado mucho este año, por tener siempre una sonrisa y nunca una mala cara. A Willi por su paciencia y saber estar. Muy especialmente a la familia Pajarón, Saúl, por que es una de las personas con mayor empatía que he conocido, Fran, por ser capaz de hacerme reir entre lágrimas y Rubén que siempre está ahí.
A Olga, por venirse de vez en cuando a recoger la parte de su corazón que se dejó aqui, a Pablito, porque ya son muchas las Semanas Santas que hemos compartido, y porque se que ésta ha sido especialmente dura para él.
A las viejas glorias de la Mise, tan distintas, y haciendo el bien cada uno desde su posición.
Y por supuesto a mi hermana, sin ella nunca conocería este mundillo, y a esta buena gente. Os echaré de menos, mucho más de lo que podeis imaginar. Un abrazo para vosotros y para todos los que no caben ya en esta entrada, pero están en mi corazón.
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